viernes, 30 de julio de 2010

Hubo un genio uruguayo...

Sigo sin caer y sin entender lo que pasó. Es que lo que vivimos hoy parece extraído de una novela que, si la leo, parece de ciencia ficción y no me la creo. Dicen que se fue un genio. Pero yo no estoy tan seguro. Algo pasó. Eso está claro. Pero irse no. Alguna vez alguien dijo que el genio es un rayo cuyo trueno se prolonga durante siglos. Su vida fue una especie de rayo que generó un gran trueno. Y como cualquier trueno, se hizo oír en todos los rincones donde estuvo. Se hizo oír y dejó su huella. Todos deseamos no pasar inadvertidos por la vida. Todos deseamos inmortalizar nuestra persona logrando algo que nos recuerde en el imaginario, pensamiento y conocimiento colectivo. Él lo logró. ¡Y cómo!

Muchos lo tildaron de loco. ¡Oiga! No hay genio sin un gramo de locura, ¿no? Emprendedor. Innovador. Agresivo. Empresario. Audaz. Amante del riesgo. Todos calificativos de otro país, pero uruguayo. Sí, uruguayo. Demostró con el ejemplo que uno puede ser lo que quiere, si se lo propone y trabaja por ello, aún en este país. Es ejemplo de muchos. Envidia de otros.

Por eso hoy estamos de luto. Luto pero con la satisfacción de que vivió y murió en su ley. Luto pero con la alegría de haberlo conocido –personalmente y a través de sus ideas. Luto pero agradecidos por haber tenido la posibilidad de adquirir y asimilar varios de sus consejos y enseñanzas, a pesar de discrepar en varias cosas.

En su memoria y honor debemos seguir trabajando. Buscar la excelencia y el destaque por sobre todo. Para quienes creemos, no es un “adiós”, es un “hasta pronto”.

Lo que por estas líneas se expresa no es un sentir exclusivo de su familia, amigos o conocidos. Este es, sin dudas, el sentir de quienes de alguna u otra manera conocieron a uno de los personajes más influyentes, inteligentes y exitosos de nuestro país. Un personaje digno de admiración.

1 comentario:

  1. Me sumo a estas reflexiones. Tuve la suerte de conocer a una persona sensible y solidaria detrás de su imagen dura y directa. Sin duda uno puede opinar sobre las formas, pero no hay duda de que Daniel no pasaba ni pasara inadvertido. Gracias por sus lecciones.
    Gabriel Colla

    G

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